Una tarde de otoño era cuando Tom
salió a hacer su habitual recorrido por el pequeño pueblo de Prispa para vender
las verduras que cosecha su padre, esa tarde en especial tenía un encargo en la
colina más lejana y al terminar de entregar todas las verduras en el centro de
Prispa tomó su bicicleta para dirigirse a entregar el ultimo pedido. Después de
manejar por varias colinas Tom distinguió a lo lejos una casa que parecía muy
antigua y deshabitada, cuando se acercó a la casa dejo su bicicleta y recogió
las verduras que traía acto seguido tocó tres veces la puerta mas como no
obtuvo respuesta decidió retirarse pero sin darse cuenta sintió un terrible
golpe en la nuca que lo dejó inconsciente.
Más tarde sin haber concebido lo
que había sucedido escucho una voz familiar –Tom, Tom, dónde estás- de pronto
reconoció la voz, era su hermana pequeña y antes de que se diera cuenta que
estaba atado a un árbol, pretendía levantarse pero sin lograrlo comenzó a
gritar –Mariana ayúdame, estoy aquí- Mariana rápidamente encontró a Tom y fue
con él para quitarle los lazos que lo ataban, -Te he estado buscando, debías
volver hace horas, cómo llegaste aquí- a lo que Tom contestó –No lo sé, lo único
que recuerdo es que vine a entregar las verduras en la última colina de Prispa-
después de escuchar eso Mariana quedó anonadada -¿Prispa? Pero si la última
colina de Prispa quedaba ubicada totalmente en otra dirección. Estamos en las
afueras de Prispa.
Después de tratar de entender lo
que estaba sucediendo comenzaron a caminar de regreso a Prispa, cuando de
pronto una camioneta se acercó a ellos y al bajar varios hombres sujetaron
fuertemente a Mariana y la subieron a la camioneta, Tom sin poder hacer nada,
pues todo había sucedido muy rápido, encontró su bicicleta y trato de seguirlos
pero la camioneta era más veloz.
Entonces Tom sufrió una violenta caída
dejándolo fuera del camino y tras rodar varias veces su rodilla se quebró con
una enorme roca, pero en lo único que podía pensar era en su hermana y en que
la tenía que recuperar. Tom trato de levantarse sin éxito.
–La llevaron a la última colina,
nadie sabe que le hacen a las niñas pero jamás las vuelven a ver- se escuchó
una voz, -Pues yo no me voy a rendir hasta encontrar a mi hermana- Tom le dijo
a aquel hombre que estaba a unos metros de él, -Lo siento niño pero nadie que
va a esa colina regresa con vida y tú con una rodilla rota menos lo vas a
lograr- y el hombre desapareció.
Fue en aquel momento cuando Tom
derramó sus lágrimas por la impotencia de no poder hacer nada y cuando se dio
cuenta que tampoco podía regresar a su casa a dar la cara para decirle a su
padre que su hija había sido secuestrada, llevada a la última colina de donde
nadie regresa se plantó la decisión más difícil de su vida al escapar de
Prispa. Se apresuró a llegar al puerto más cercano de Prispa y se dirigió a ascender
al velero que zarpaba en ese instante. Mientras éste se alejaba varios
sentimientos en él se encontraron, entre la impotencia de no haber hecho nada
por su hermana, el rencor que le tenía a los hombres que plantearon todo y la cobardía
de no enfrentar a su padre, un gran odio creció en él y juró poder algún día
regresar y vengar a su hermana para que su padre lo pudiera aceptar de nuevo.

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